¡Oh lámpara preciosa de reluciente ojo que tan bien iluminas los objetos visibles! Vamos a decir tu nacimiento y tu oficio: labrada sobre el ágil torno del alfarero tus brillantes narices rebrillan como soles. Lanza con tus llamas las señales convenidas ... Tú eres la única confidente de nuestros secretos.
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