¡Oh lámpara preciosa de reluciente ojo que tan bien iluminas los objetos visibles! Vamos a decir tu nacimiento y tu oficio: labrada sobre el ágil torno del alfarero tus brillantes narices rebrillan como soles. Lanza con tus llamas las señales convenidas ... Tú eres la única confidente de nuestros secretos.
1 comentario:
Nunca es tarde para nada.
Dime, ¿ cuál es el motivo de tan maravillosa alegría?
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